Abuelos S.A. y otras aventuras tras el parto

Llega la hora del parto. Cuando vas a dar a luz por primera vez es algo tan desconocido como deseado a la vez. El tema de conversación con tu pareja se resume en:

– ¿A quién se parecerá?

– ¿Cómo será?

Pero sobre todo el tema estrella es el parto y lo que haremos después como: poner el gorrito y las manoplas al bebé, no dar chupete ni biberón…

En mi caso fue cesárea y por ello me llevaron a la sala de despertar y al niño se lo dieron a su padre. La sensación de vacío y la mezcla de sentimientos es tan grande que no sabes si es de día o de noche, cuánto tiempo tienes que estar allí y, sobre todo, quieres irte para ver a tu bebé. En ese momento te tocas la barriga, porque la barriga sigue estando, aun después de casi cinco años ahí está. Parece la reina de Inglaterra ¡jejejeje!

Cuando llegas a la habitación, eso parece una procesión de semana santa. Todo el mundo te pregunta cómo estás, todo el mundo te da la enhorabuena pero tú solo buscas con la mirada a tu bebé y ese momento:

                      El mundo se para y nada más importa

Como era de esperar, Hugo no tenía ni gorro ni manoplas y movía el chupe con unasbebés ganas que parecía un fontanero desatascando una tubería. Es obvio que el papá todavía no había hecho nada de lo que hablasteis en su momento, pero claro, era entendible, no estaba solo. Esta acompañado nada más y nada menos que por los abuelos.

De pronto… ¡¡¡¡BOMBARDEO!!!

– Se ha tomado el biberón en un suspiro, si lo hubieras visto!!!

– Hija que calor, para qué las manoplas y el gorro

– Que pulmones tiene, no veas como llora!!!

Te sientes sobrepasada por la situación, estás en shock. Te sientes rara, como si no estuvieras y sin saber qué hacer. Tu familia ya ha tenido ese momento de contacto y han conocido al nuevo miembro de la familia pero tú no. Quieres cogerlo, achucharlo, olerlo pero lo que más deseas es estar sola con tu bebé para presentarte, pero no. Cada vez llega más gente, esa gente que os quiere pero tú estás que no estás.

¡Esto era el comienzo del fin!

Todo el mundo te aconseja, te dice qué hacer en cada momento (quieren ayudarte) pero tu mente va a otro ritmo ¿Qué hago? ¿Qué hacemos? ¿Seré capaz?

Llegas a tu casa, perdón, a la “habitación del pánico”. Todo está preparado y programado para que al bebé no le pase nada, para que esté sano y salvo del mundo.

Ese timbre no deja de sonar, todo el que llega esta feliz, eufórico y con muchas ganas de ver al peque. Hablan, se saludan, se ríen y tu procesas toda la información que te van dando, lo cual agradeces, pero tú solo llevas siendo madre cinco días y todo te aterra.

Lactancia materna

Intentas dar el pecho:

– Ponlo así

– Haz que eructe

– Tiene hipo

– ¡Es igualito a ti!

– Quita el aire acondicionado

En resumidas cuentas, no puedes dar un paso sin que esa fuente de sabiduría te dé el visto bueno.

Han pasado algunos años y ya empiezas a pelear con varios niños: el tuyo y los abuelos

A los abuelos se les cae la baba con su nieto, cualquier gesto y cosa que diga les parece gracioso. Todo está bien y todo se lo pasan por alto. ¡¡Ah!!! No te atrevas a decir nada porque esta frase te la repetirán hasta la saciedad: los padres estáis para educar y los abuelos para malcriar.

Sí Sí,  ¡¡¡si eso está genial!!! Pero… ¿estas personas son las mismas que me han educado a mí? Al niño delante de los abuelos no se le puede gritar, reñir, ni tan siquiera decir «no». Esa maravillosa palabra que ahora está en debate entre distintos especialistas. Mi marido fue criado por sus abuelos y entre los miles de recuerdos hay uno que no se le olvida: “La zapatilla voladora que doblaba las esquinas” y los más asombroso, ¡le daba!

Yo siempre digo que los niños no necesitan aliados. Somos los papás quienes los necesitamos. Hay momentos en los que no sabes qué hacer ni qué decir, y ese apoyo te da la vida. Pero no, no te equivoques, pasa todo lo contrario:

– No te quejes, es igualito a ti!!!!

– Tú mismo genio…

– ¿Y por qué no te lo comes tú?

– Que de tonterías tenéis hoy en día…

Miras a los abuelos y dices para dentro: si fueran mudos reventaban.

Para mí esto es peccata minuta porque lo que verdaderamente importa es como cuidan y quieren a su nieto. Después de sus padres, los abuelos son una parte imprescindible de la vida de un niño. La mayoría de los abuelos no han tenido una vida fácil y sin embargo ellos a nosotros nos dan todas las facilidades del mundo.

Lo mejor que tenemos hoy en día son los abuelos sin ellos no seriamos nadie. Son el motor de sus hijos y sus nietos. Son el pilar fundamental de las familias porque mientras que a unos nos ayudan económicamente a otros nos ayudan en la crianza, ya que la conciliación entre trabajo y familia es imposible.

 

abuelos_crianza

Los hemos convertido en cuidadores activos, en expendedores de tupper de comida para congelar y en animadores de tiempo libre. En definitiva:

¡LOS ABUELOS SON EL TESORO MÁS PRECIADO QUE TENEMOS!


|Escrito por Sara Moreno García|Sara mamá de hugo

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