Prefiero debatir a discutir.
El debate esta enfocado en los argumentos y es constructivo, la discusión se focaliza en las posiciones.
Todos discutimos en nuestra vida cuando no estamos de acuerdo con lo que alguien dice o hace. Nos gusta que piensen como nosotros cuando estamos convencidos de llevar razón en algo, nos gusta decir «te lo dije» cuando alguien se equivoca, nuestro ego se infla y nos idolatramos, pero nada que ver con la satisfacción que produce el debate. La sensación de comentar con alguien tu punto de vista sobre algún tema. Nada que ver con que alguien respete tu manera de pensar y tu turno de palabra, sin interrupciones, aunque no esté de acuerdo.
Porque debaten los que piensan que pueden aprender y discuten los que sólo pretenden enseñar, esa es la diferencia, por eso unos se alimentan y otros se molestan.
Porque quien discute mucho piensa poco, y quien escucha mucho, aprende más.
La mejora no sólo se reduce a los argumentos, sino a enriquecerse del conocimiento del que se tiene delante, y en ocasiones hasta poner en duda aquello que pensábamos que solo podía ser de la manera en cómo lo habíamos imaginado.
Es importante en la vida hacerse escuchar, pero a veces es más importante callar y pensar, para poder demostrar que si nacimos con dos orejas y una boca, no fue por casualidad.
«Ahora quiero que digan lo que quiero decirte, para que tú las oigas como quiero que me oigas» – Pablo Neruda.
|Escrito por Juan Gallego|
Deja una respuesta