«Mensajes de amistad»

Hoy, como cada 30 de enero, se celebra el Día de la Paz en la mayoría de centros educativos. Si tenéis curiosidad por saber por qué se celebra hoy, y no otro día, os recomiendo leer: Cómo celebrar el Premio Nobel de la Paz en tu centro.

La cuestión es que soy de las que piensa que la buena convivencia y la paz son cosas importantes que se deben celebrar cada día. Mejor dicho, que debemos practicar cada día. Y no sirven excusas como «es que son muy pequeños o pequeñas para reflexionar sobre ciertas cosas» o «es que hablar con ellos o con ellas no sirve de nada».

La participación y el diálogo son pilares fundamentales para desarrollar la empatía, el compromiso y el compañerismo. Y no es algo que ya sabemos al nacer, sino que aprendemos y desarrollamos con el tiempo, como seres sociales que somos. Pero ¿cómo vamos a aprender algo si no lo practicamos?

Os propongo esta dinámica grupal que he puesto en práctica con niños y niñas de 7 y 8 años. ¡Es muy sencilla!

Missatges d’amistat – Mensajes de amistad

Llevaba un par de semanas observando que en mi grupo estaban apareciendo pequeños conflictos con más frecuencia de lo habitual, y vi que una tendencia hacia lo negativo nos invadía. Así fue como nació esta dinámica para nosotros, ¡pero seguro que tiene mil variaciones y nombres diversos!

Pensé que hacerles reflexionar sobre las cosas buenas que nos aportan los demás sería un buen comienzo para cambiar la actitud. Una manera sencilla era empezar a fijarnos en algo concreto, en una persona concreta. Así que lo primero que preparé fue un papelito con cada nombre del grupo en la parte superior, y utilicé papel de colores.

A continuación cogí un bote transparente y le puse la etiqueta de «Missatges d’amistat». Ahí sería donde se almacenarían todos los mensajes (os puede valer cualquier caja).

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Para introducir la dinámica, expliqué al grupo que todos y todas recibirían un mensaje anónimo de alguien de clase. Las reglas del juego fueron:

  • Mantener en secreto quién les había tocado.
  • Esforzarse en pensar y escribir algo positivo y bonito a esa persona.
  • No cambiar de papel/nombre bajo ningún concepto.
  • Mantener el anonimato en el mensaje.

Y una niña dijo emocionada «¡Esto es como el amigo invisible!». Y claro que sí, sólo que el regalo no es material, sino puramente emocional.

Así que cada uno cogió su papel secreto y se fue a un rincón a pensar y a escribir su mensaje positivo a la persona que le había tocado. Y una vez terminados, los fuimos introduciendo bien doblados en el bote.

Lo que pasó

Antes de leer cada mensaje hicimos una pequeña reflexión grupal: había personas que sentían que les había costado mucho escribir porque «no conocían demasiado a la otra» como para resaltar algo positivo de ella. Lo cual es preocupante si pensamos que es un grupo que se mantiene unido desde los 3 o 4 años…

Otras personas decían que les había resultado muy fácil escribir algo bueno de otro/a. Sin embargo, les solté la pregunta mágica: «¿Qué crees que podrían escribir bueno de ti?» y les provoqué un cortocircuito (jajaja). ¡Qué difícil! Todo el grupo se quedó mudo, y eso que fui preguntando a todos. Tímidamente, y después de mucho pensar, una persona dijo: «Creo que pueden escribirme que soy gracioso».

Y es que a todos y a todas nos cuesta ver nuestras cualidades, nuestra parte buena. Pero si trabajamos la autoestima y el conocimiento de uno/a mismo/a desde estas edades, ¿cambiaremos algo?. Seguro que sí.

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Así que empezamos la ronda de mensajes de amistad: fui nombrando y leyendo en voz alta, uno a uno, todos los mensajes. Sólo por ver sus caras iluminadas al escuchar las palabras bonitas que les había dedicado alguien anónimo mereció la pena.

«Eres muy amable»

«Me gusta jugar contigo»

«Dibujas muy bien»

«Eres muy simpática»

«Eres muy buen amigo»

Esos fueron algunos de los mensajes/refuerzos positivos que recibieron y que se llevaron a casa.

Variaciones

En esta ocasión los papeles se prepararon con anterioridad con el objetivo de que ninguna persona se quedase sin mensaje. Esto puede variar, es decir, puede utilizarse como un recurso permanente en el aula, en el que los alumnos y alumnas puedan expresar sus sentimientos cuando lo necesiten.

Además, en vez de ser anónimo podrían escribirse mensajes positivos firmados.

Sea como sea, os sorprenderán para bien y si lográis trabajar sobre esto habitualmente, serán capaces de fijarse y tener en cuenta las cosas buenas que les aportan las personas que están a su alrededor. Y las personas que lo reciben, ampliarán su autoconocimiento y su autoestima.

¡Hagámoslo fácil!


|Escrito por Irene Sánchez|avatar3

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