El contexto social, económico y sanitario derivado de la epidemia de la COVID-19 tiene como resultado un impacto sobre las emociones y la conducta de la población infantil. La pandemia ha generado una serie de factores emotivos en niños y niñas que, como todo impacto emocional, genera recuerdos asociados. Según estudios los niños y niñas han experimentado durante el confinamiento preocupación, tristeza y miedo que han hecho mella.
Como vemos, la mochila que cargan los pequeños es pesada y así se puede mantener, si las preocupaciones y los miedos de los adultos que los rodean los siguen modelando. Sabemos que la ansiedad, el estrés… se cronifican. No queremos que esto pase en nuestros niños.

Los maestros y las familias somos la clave en el proceso de soltar lastre emocional. Los niños y niñas necesitan ser escuchados, ser tenidos en cuenta en esta situación y ofrecerles su sitio como parte imprescindible de esta sociedad.
La escuela ahora mismo es un refugio seguro y los maestros solo disponemos de la poderosa arma que es la palabra para transmitir entendimiento, cariño, sosiego y paz.
Los niños poseen una gran sensibilidad y suelen sintonizarse fácilmente con la emoción de sus adultos referentes. Esto hace que un niño o niña pueda reaccionar como un espejo que refleja las emociones de los adultos cercanos o, por el contrario, invierte los papeles (por ejemplo, al asumir el niño un rol adulto frente al descontrol de los mayores), lo que implica un costo emocional importante para ellos.
Es necesaria una actitud de “respuesta sensible” por parte de los adultos, es decir, estar atentos a las necesidades y emociones individuales de cada niño y niña y responder a ellas de manera oportuna y adecuada.
¿Cómo podemos compensar el impacto emocional en los niños desde el aula?
Os ofrecemos unas ideas y recursos que pueden ser usados diariamente en el aula.

– Relegar la parte académica e ir a la emocional siempre que sea necesario.
– Hacer asambleas en todos los niveles al empezar el día, donde puedan hablar y reflexionar.
– Crear un “bote emocional” en el que puedan escribir de forma anónima (o no) sus preocupaciones.
– Mostrarse la tutora como una persona cercana a la que acudir si algo necesitan contar.
– Hacer de los patios el corazón social del cole, este curso más que nunca, diseñando dinámicas de juego en las que, de modo seguro, puedan divertirse, interactuar en la distancia y ser niños y niñas.
MATERIALES PARA TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL AULA
MATERIAL GRATUITO DE PALABRAS ALADAS
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PROGRAMA RETO – También podéis leer nuestra reseña del libro de Eva Solaz aquí
DINÁMICA: “EL TREN DE LAS EMOCIONES”
CUENTOS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO EMOCIONAL
|Escrito por Érica Ordónez|
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